Followers

lunes, 24 de enero de 2011

Lo mejor para el final.

Me gustaría ir a París, mientras me subo a lo alto de la Torre Eiffel y veo toda Francia. ¿Después? A Italia, donde me haré la típica foto donde yo, con toda mi fuerza y valentía, sujetaré la Torre de Pisa para que no se caiga. ¿Luego? A Londres, donde intentaré hacer reír a los guardias de seguridad con mis caras más extrañas y mis chistes malos. ¿Siguiente? A Las Vegas, donde me gastaré la ostia de dinero en el casino para no ganar ni un chavo, pero podré decir: ¡Viva a Las Vegas, baby!. ¿Aún más? Pues me iré a Nueva York, sí, y me subiré a la Estatua de la Libertad y veré como todo Manhattan amanece. ¿Y por último? Yo siempre digo que lo mejor, para el final. Por último me iré a Los Ángeles. Arrasaré en todas las tiendas de Beverly Hills, mientras me gasto casi todos los ahorros que me quedan en ropa. Luego, en Hollywood, iré mirando cada una de las estrellas del Paseo de la Fama y me haré una foto con la inmensa mayoría mientras sonrío bebiéndome mi Starbucks. También, me haré fotos junto al cartel de Hollywood, señalándolo con una gran sonrisa en mi cara diciendo: Sí, estoy en L.A. Y al final, me subiré a lo alto del mirador y miraré por última vez todo Los Ángeles. Pero cuando vuelva aquí, a España, me esperará lo mejor. Me esperarás tú.

¿Felicidad? Sí.

Cinco reglas simples para felicidad:
1. Liberar tu corazón del odio
2. Liberar tu mente de preocupaciones
3. Vivir simplemente
4. Dar más
5. Esperar menos

domingo, 23 de enero de 2011

Holding hands.

Sólo se vive una vez, pero si se vive bien, una sola vez es suficiente.

sábado, 22 de enero de 2011

Desaparecer.

Cuando estás mal, cuando lo ves todo negro, cuando no tienes futuro, cuando no tienes nada que perder, cuando... cada instante es un peso enorme, insostenible. Y resoplas todo el tiempo. Y querrías liberarte como sea. De cualquier forma. De la más simple, de la más cobarde, sin dejar de nuevo para mañana este pensamiento: «Él no está». Ya no está,se ha ido para siempre. Y entonces, simplemente, querrías no estar tampoco tú. Desaparecer.

¿Lo has sentido alguna vez?

Esa sensación, por la que necesitas llorar, no tienes razones o eso crees, pero cuando empiezas, nada te para. De repente estas bien, y a la mínima, as vuelto a caer. Haces una montaña de un grano de arena. No le ves sentido a nada, y lo poco que ves lo ves oscuro.
Ya no eres feliz, sin saber porque, has vuelto a caer, no tenías razones, no había motivos, ya no había piedras, o eso creías, pero no siempre quitamos las piedras a nuestro paso, a veces simplemente las esquivamos pero nos olvidamos de quitarlas para no volver a tropezar, hasta que vuelven, siempre vuelven, y hacen que la caída sea aún más fuerte.
Aún así, hay veces que no hay motivos, ni piedras, ni nada, simplemente, lo necesitamos, necesitamos llorar, llorar no es malo, mientras no se haga en abundancia. Pero a veces lo necesitamos, aunque para ello tengamos que poner la canción más triste y escucharla mil veces hasta que por fin caiga una lágrima, y una tras otra.. Hasta que decidamos parar, y no por eso estamos mejor, simplemente nos hemos liberado...

Promesas.

Nos reímos. Y seguimos riéndonos así. Hablando sin saber muy bien de qué ni por qué. Después decidimos colgar, prometiendo que nos llamaremos mañana. Es una promesa inútil: lo hubiéramos hecho de todos modos. Cuando pierdes tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando piensas que si alguien te escuchara creería que estás loco, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que ella ha colgado compruebas que lo haya hecho de verdad, entonces estás perdido. O mejor dicho, estás enamorado, lo que, en realidad, es un poco de lo mismo.

Recuerdos.

Basta. Estoy fuera. De los recuerdos. Del pasado. Pero también estoy perdida. Antes o después las cosas que has dejado atrás te alcanzan. Y las cosas más estúpidas, cuando estás enamorada, las recuerdas como las más bonitas. Porque su simplicidad no tiene comparación. Y me dan ganas de gritar. En este silencio que hace daño. Basta. Ponlo de nuevo todo en su sitio. Así. Cierra. Doble vuelta de llave. En el fondo del corazón, allí, en aquella esquina.Ponlos allí, bien escondidos, donde no duelan, donde nadie pueda verlos. Donde tú no los puedas ver.

¿Venganza?

Cuando las palabras no bastan. Porque dentro quema algo que no se pude decir. Que no se cosigue decir. Cuando quien tienes delante en lugar de darte la respuesta que querías, dice otra cosa. Dice más, dice demasiado. Ese demasiado que es nada, que no sirve para nada. Y que hace el doble de daño. Y el único deseo es devolverle ese dolor. Hacer daño. Esperando así sentirse un poco mejor.

La vida.

He cometido muchos errores. He llorado por quien no debía y he reído con falsas amistades. He tropezado dos veces con la misma piedra y cuando pensaba que ya no lo haría mas me empujaron y caí estampada con la tercera. He perdonado mucho, hasta que me tomaron por tonta. He callado te quieros que por miedo o por inseguridad se quedaron en el aire y he regalado te quieros simplemente por cumplir. Ha habido veces que me he despertado con ganas de comerme el mundo y otras que parece que el mundo me comía a mi. He gritado con fuerza pero mi voz nunca salia. He callado verdades por no hacer daño. He salido sin ganas de fiesta y he vuelto con los tacones rotos de tanto bailar. Hay días que dormía solo para poder verte en mis sueños y días en los que no podía dormir pensando que a la mañana siguiente te tendría a mi lado. He pasado por fases. He sido una niñata inmadura e insensible y he madurado a base de palos. He creído en lo imposible hasta que se destrozaron mis metas. He abrazado a la persona que pensé que nunca me haría daño y me dado cuenta de que esa persona no se merecía ni el roce de mi piel. He besado con dulzura. He besado con pasión. He cantado en la ducha hasta que mi garganta no podía mas. Ha habido días que me sentía preciosa y otros que no quería ni mirarme al espejo. He disfrutado de pequeños detalles.. y he aprendido poco a poco en que consiste la vida. El secreto de la vida esta en no arrepentirse de nada y afrontar todo con una sonrisa. El secreto de la vida esta en vivirla.

No falla...

Siempre después de una discusión te arrepentirás en tu interior de no haber callado a tiempo.

Miedo...

No es malo tener miedo, lo malo es dejar que el miedo domine tu vida,porque entonces no tendrás vida...solo miedo.

jueves, 20 de enero de 2011

Definitivamente.

Creo que esto debe de acabar, me duele, lo sé, pero todo esto que hemos vivido, todo eso que he sentido, tendrá que quedarse atrás, en el pasado, guardado en un cajón sin fondo. Me duele reconocer que no has sido para mi, pero yo no decido lo que sucede. Lástima que esto no pudo ser, y es que en esta historia los dos hemos sufrido, y no fui capaz de decirte todo lo que sentía a la cara pero ahora ya es tarde.
¿Y por que tú tenías que ser eso tipo de persona que es fácil de recordar y difícil de olvidar? no sé, la verdad; pero alguien me dijo que los pequeños momentos son los que marcan tu vida, y se que eran simples los momentos que he pasado a tu lado, yo lo he dicho simples, pero no inolvidables.
Aunque me duela, siento decirte: adiós.

¿Quiero o no quiero?

Hace unos años soñaba con ser un pez, porque dicen que los peces no tienen memoria, que no se acuerdan de nada. Lo bueno de eso es que podrías vivir cada día como si fuera el primero y volver a vivir el primer beso, tu primer helado, tu primera canción...
Pero hace poco me di cuenta de que ya no quiero ser un pez, porque no me podría acordar de esos momentos que alguna vez viví y me hicieron feliz, de ese primer amor o del ultimo, de todas las risas y los llantos porque la vida esta llena de momentos que se pondrán repetir y que no, por eso hay que vivirla lo mejor que se pueda y recordando todo lo que se hace porque si no solo seremos simples peces.

Así soy yo, lo tomas o lo dejas.

No soy perfecta, lo sé. Hablo con la boca llena, me peino poco y no me cepillo los dientes tres veces al día. Soy un neurótica, variable y supersticiosa que se juega la suerte con la cara y cruz de una moneda. No soy diferente si me conoces, mi mundo está echo de plastilina y en mi corazón hay un letrerito destartalado en el que se puede leer “¡cuidado con el perro!”.No sé si sabré hacerte feliz, por estar conmigo corres muchos riesgos, yo no se dejarme querer. Pero por ti saltaría, de cabeza y sin paracaídas desde donde tú quisieras.

Podría...

Podría mentirte diciendo que todo me va bien sin ti, podría engañarte sonriendo, aunque por dentro me esté muriendo, podría hacerte ver que ya no lloro cada noche por ti, podría hacerte ver que ya te olvidé, aunque sigas reinando en mi mente, podría hacer como si ya no me importaras aunque me importes más que nadie.

Te amo.

¿Definir el amor? Dicen que es imposible. Nadie conoce sus fronteras, nadie está en condiciones de asegurar dónde empieza y dónde termina. Muchos lo definen como una sensación, una emoción o un sentimiento. Sin embargo yo, he conseguido mi definición ideal, no lo defino como un sentimiento, ni como una emoción. Para mi la definición perfecta del amor eres tú.

Coincidencia.

Hay un hilo que ata a las cosas que son aparentemente lejanas.
Algunos lo llaman coincidencia, pero es un hilo invisible.

Mi casa es tu casa.

Antes que nada, perdona si huele un poco ha cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y mucho menos con la intención de quedarse.
Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra al aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo que hoy nos vamos a poner moraos.
Y hablando de ponerse, vete poniendo cómodo que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más. Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez. El espacio de mi habitación es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño para sentirse cómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras. Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansado de merodear por vidas ajenas. No pienses aún que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso.
El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón. No se si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú. Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve pasados unos minutos.
Discúlpame, es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican los recambios.
Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitan más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabaran gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y a su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mías la aguantan todo. Para acabar, te he dejado pollo hecho en la nevera, para que lo disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión. Aquí no vienes a rendir cuentas sino a rendirte tú. Aquí no vienes a compartir con nadie, sino a compartirme a mí.
El resto, no sé, supongo que esta todo por hacer. Encontraras que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar, y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura. Dime que tienes toda la vida, y yo voy pidiendo presupuestos. Dime que intentaremos toda una vida e iré encofrando mis nunca más.

¿Quién engaña a quién?

Comprendo que la mentira es engaño y la verdad no, pero a mi me han engañado las dos. Al esperar algo de alguien corres el riesgo de dejar paso a la decepción; y aquí estoy frente a la encrucijada de mi presente mientras este es asfixiado por la indecisión de mi pasado que boicotea mi futuro. Con el paso del tiempo llegas a la conclusión de que nunca nos engañan, nos engañamos a nosotros mismos, para cada uno solo hay un único mentiroso. Para comerte la tristeza tienes que tomar algunas alegrías de aperitivo, que postre mas amargo es la vida.

Personas.

Una persona es definida como un ser racional y consciente de si mismo, poseedor de una identidad propia, en definitiva el ser humano...
Ese del que, desde que despertamos, cada día más intentamos alejarnos y huir, en vez de afrontar lo que somos y aceptarnos sin que nos afecte lo que piense el de al lado.

Carpe diem.

Quiero pero no quiero. Ahora digo que sí, ahora digo que no. Me lo pienso, no me lo pienso. Le doy mil vueltas, lo hago sin dudar. Ahora río, ahora estoy llorando. Y así miles de cosas, polos opuestos que mezclamos en pocos minutos Pasamos de estar en el paraíso a estar en el infierno antes de que nos demos cuenta. Pero, yo sigo pensando que, el problema es pensar demasiado. ¿Para que pararnos a pensar si podemos disfrutar esos segundos? Así que, no te lo pienses, VIVE EL MOMENTO.

Nada es lo que debería ser.

Colecciono momentos, busco detalles que tengan algo especial y trato de concentrarme en ellos. Creo que la vida es terrible, pero hay momentos que valen la pena. He decidido dejar atrás el remordimiento, porque creo que de lo único que hay que arrepentirse es de lo que no hiciste teniendo la oportunidad de hacerlo. Y reflexionando he caído en el pequeño detalle de que a veces lo que necesito no es lo que quiero, que lo que quiero no siempre es lo que encuentro, lo que encuentro no siempre es lo que busco y lo que busco no siempre me hace feliz, quizás porque hay quienes te tienen delante y no te ven y quienes te han visto sin mirar.

sábado, 15 de enero de 2011

Aprender de la vida.

"Soy fuerte porque soy débil. Soy bella porque conozco mis defectos. Soy valiente porque ya he tenido miedo." – Caitlin Beadles

viernes, 14 de enero de 2011

A pesar de todo, es lo que todos buscan.

El enamoramiento es un estado de miseria mental en que la vida de nuestra conciencia se estrecha, empobrece y paraliza.

Nunca se sabe.

Todos albergamos pensamientos sobre el amor y la muerte. Nos pasamos la vida entera pendientes de ambos, buscando el uno y evitando la otra, conscientes en todo momento de que, en gran medida, está fuera de nuestro alcance controlarlos. Y ésta es una constatación terrible y emocionante a un tiempo. Al final, todo depende de cómo se mire. De una cosa sí que podemos estar seguros: nunca resultan ser lo que uno esperaba.

La reconciliación no es cosa fácil.

Al igual que el tono de una llamada en espera resonando en tu cerebro, la perspectiva de reconciliarte con un ex requiere, a menudo, dejar en espera a tu ira, tu decepción, y a veces incluso tu buen juicio, para atender a la llamada del corazón. Que ésta sea la persona correcta o un número equivocado es difícil de saber si no descuelgas.

jueves, 13 de enero de 2011

En zona prohibida.

Nos gusta pensar que hay cosas que jamás haríamos. Principios que nos dictamos para que nos guíen por el camino, incluso en los tramos más arduos. No obstante, y dependiendo de lo que esté en juego, es posible que nos descubramos pensando y actuando de una forma que jamás habríamos imaginado ser capaces. Resulta harto sencillo trazar una línea en la arena, pero a veces cuesta encontrarla cuando el viento empieza a soplar.

Amigo o enemigo.

Lo mejor de contar con un enemigo es que uno sabe en todo momento de qué lado está. No te puede sorprender con una puñalada trapera, porque sabes que has de permanecer siempre alerta. Es más, su antagonismo contribuye a hacerte más perspicaz, porque te impele a justificar tus acciones y opiniones, a veces incluso ante ti mismo. Si quieres compasión, búscate un amigo, pero si quieres sinceridad, un enemigo puede tornarse en el mejor amigo que hayas tenido jamás.

Siempre se hace daño a quien se ama.

Cuando alguien quiere "tomarse un respiro" en una relación, pero te asegura que no hay otro mejor que tú para él, entonces ten por seguro que miente. Lo que en realidad está diciendo es: ahora no te quiero a mi lado porque temo que aparezca una persona mejor y tenga que dejarla ir por estar contigo. Resumiendo, cuando amas de verdad a una persona, un "respiro" sólo puede romperte el corazón.

Canción de amor.

Como una melodía que no puedes sacarte de la cabeza por mucho que lo intentes, el amor es algo que uno no puede sacarse del corazón. Quedas atrapado en un callejón emocional sin salida, donde das vueltas y vueltas para acabar justo donde habías empezado. Que uno consiga escapar, o no, depende de si se desea llegar a alguna parte poco a poco o a ninguna muy deprisa.

Examen final.

Tendemos a evaluar la vida y el amor del mismo modo: atendiendo a su duración. Para la mayoría, cuanto más largos mejor. Pero una vida breve puede causar un impacto tan grande como duradera puede ser la impresión que deja un romance pasajero. Al fin y al cabo, no es el tiempo que dedicamos sino cómo dedicamos nuestro tiempo lo que, en verdad, define nuestra historia.

El amor es una droga.

Enamorarse es transformacional, aunque no siempre del modo que se espera. Uno pasa de ser una persona entera a convertirse en media relación, a veces perdiendo buena parte de sí mismo en el proceso. Por desgracia, casi siempre es la parte más seguro de ti mismo y a salvo te hace sentir la que desaparece. Pero lo más problemático de todo empieza cuando necesitas recurrir a otra persona para que te ayude a encontrarla.

Cuenta, cuenta.

A veces, divulgar tus punto débiles sin filtro alguno puede hacerte más humano, pero por desgracia también puede proporcionar material que luego sea utilizado en tu contra. Cuando inicias una relación, deseas conocer al otro, cada detalle, y quieres que el otro te conozca a ti. Eres un libro abierto. Pero ay de ti si las cosas no salen bien, entonces prepárate para agachar la cabeza cuando arrojen contra ti ese mismo libro.

Con las suposiciones muere toda relación.

Si piensas que sabes lo que sucede en la cabeza de otro, piénsalo de nuevo. Creemos que el amor nos otorga el poder de leer la mente del otro, cuando en realidad lo único que hacemos es leernos la nuestra. Qué duda cabe de que constituye un excelente mecanismo de defensa, si bien no puede reemplazar a la comunicación real. La mejor forma de saber lo que de verdad sucede en la cabeza de otro es también la más arriesgada: preguntárselo a él.

Complejo de superioridad.

Las malas noticias son buenas noticias. Pocas cosas hay que nos satisfagan tanto como la humillación de aquellos a quienes detestamos, o admiramos, o a quienes incluso ni tan siquiera conocemos. Devoramos la noticia igual que la escandalosa crónica de un tabloide, una fotografía "sin maquillaje" o inlcuso un nimio cotilleo local. Nada vende tanto como el fracaso.

Ni mucho menos más sabia.

La sabiduría está sobrevalorada. Enemiga acérrima del exceso y la precipitación, se nos presenta como la llave que nos abrirá las puertas de cuanto es verdad, correcto y equilibrado. Sin la intemperancia ni la impulsividad, no obstante, resultaría del todo innecesaria y, de hecho, sólo se adquiere a partir del comportamiento errático. Tanto es así que, si aspiras a ser sabio algún día, es indispensable pasarse la vida haciendo estupideces.

Vidas pasadas.

Existen muchas clases de fantasmas, no todos sobrenaturales. Desde los álbumes de fotos a las cartas de amor, el recuerdo de elecciones erradas, promesas incumplidas, amores perdidos y sueños rotos pueden, en ocasiones, rondarle a uno durante mucho más tiempo que el relumbre de satisfacción de nuestros mayores logros. Qué duda cabe que el más temible de los acechos es al que nos someten nuestros propios fantasmas.

¿Sorprendido?

-¿Me odias?
-No.
-¿Cómo qué no?
-No, porque el odio es un sentimiento, y uno de los más fuertes me atrevería a decir; y yo por ti no siento nada.

Todos caemos.

Se dice que caes en las redes del amor por algo. Como una piel de plátano de una de esas películas mudas, el amor puede hacerte resbalar y caer de culo cuando menos te lo esperas. Entonces, o bien te levantas de un brinco, impertérrito, o bien te quedas paralizado. Sea como fuere, ya siempre llevarás ese recuerdo contigo. El futuro dirá si es una pequeña cicatriz o una lesión permanente lo que te deja.

Me quiere, no me quiere.

Si quienes fueron amantes siguen siendo amigos, o todavía están enamorados o bien es que nunca lo estuvieron. Nos sentimos atraídos hacia otras personas por razones de toda índole; con todo, la mente humana puede, en ocasiones, calificar los sentimientos de románticos por no hallarle otro sentido en un momento determinado. La verdad es que cabe la posibilidad de que las personas hacia las que nos sentimos atraídas puedan o no estar ahí con fine amorosos sino, antes al contrario, ser presencias capaces de infundir cambios, alteraciones en nuestra vida, que se nos presentan por el camino por razones que todavía no alcanzamos a comprender.

Secundo esa emulsión.

En ocasiones son las cosas que nos rodean las que más nos cuesta ver, sobre todo el amor. De manera semejante a las partículas de polvo suspendidas en un rayo de sol, el amor permanece invisible a nuestros sentidos hasta que algo lo ilumina. Cuando nuestros corazones son incapaces de ver con claridad, el amor crea su propio efecto Tyndall y nos ayuda a arrojar una luz sobre lo que siempre está ahí, incluso en nuestros momentos más aciagos.

Loca por amor.

En lugar de curar, el amor puede dañar también, desencadenando una pandemia de emociones debilitadoras que nos transforman en una persona a quien apenas reconocemos y que se cobra aquellos que deseamos con tanta desesperación. Los brotes repentinos de inseguridad, celos, obsesión o temor, sin más, son facotres que pueden contribuir a nuestro dolor. Y, si bien los síntomas del mal de amor pueden ser muchos, todos comparten una única causa y una única cura: .

Estado crítico.

Del mismo modo que nos vuelve ciegos a las imperfecciones de los demás, el amor magnifica también las que detectamos en nosotros mismos. Pero si esto es cierto, entonces también lo ha de ser lo contrario. Podemos consolarnos pensando que nuestras faltas serán invisibles para quienes nos aman. El éxito o fracaso de toda relación no depende solamente de lo que uno siente por el otro, sino de lo que uno hace que el otro sienta hacia uno mismo.

Oportunidad perdida.

No se echa en falta lo que nunca se ha tenido, pero echamos mucho de menos lo que tuvimos a nuestro alcance. Y lo que más echamos de menos es lo que teníamos. Aunque esperamos y rezamos porque nuestras relaciones, nuestro aspecto y nuestra vida mejores, cuanto más se tiene más es lo que se puede perder.

Yo contra yo.

A menudo nos distrae de tal modo la guerra interna entre lo que deseamos hacer y lo que debemos hacer que pasamos por alto lo que necesitamos hacer. Necesitar no en el sentido de la obligación para con los demás, sino en el sentido de conservar uno la cordura. Llega un momento en el que lo que los demás opinan entre en conflicto directo con lo que nuestra cabeza o nuestro corazón nos pide hacer, y es entonces cuando debemos decidir si nuestra prioridad es complacer a los demás o complacernos a nosotros mismos.

martes, 11 de enero de 2011

Quédese con el cambio.

Aferrarte a alguien a sabiendas de que debes dejarle ir es una forma de aplazar lo inevitable para ellos y, también, para ti. Te permite posponer el llevar a cabo esa transicion que estás a punto de imponer hasta que estás preparado. Al igual que cuando cancelas las visita de un huésped a quien hace tiempo deseabas ver, pero para la cual nunca tuviste ocasión de disponer lo necesario, se trata de la salida más conveniente y fácil... para ti.

A veces tienes que ir por tu cuenta.

Quien no arriesga no gana. Como un kamikaze, hay ocasiones en que no queda más remedio que renunciar a la vida que conoces por un fin más noble. El precio puede ser muy elevado, para tu corazón, alma y reputación. El resultado puede merecer o no la pena, imposible saberlo, y en realidad es irrelevante. Porque lo que reconforta a uno, en definitiva, es tener la certeza de que hay cosas por las que merece la pena hacer un sacrificio.

Decisiones, decisiones....

Hay quienes viven cada día como si del último de su vida se tratase. Los hay que contemplan el amor de modo similar, en un intento desesperado por eludir aquellos cambios, sean éstos ínfimos o bien descomunales, que en todo momento se ciernen sobre cada uno de nuestros horizontes. Pero el sentimiento de apremio que surge de nuestro deseo de experimentar la vida y el amor al máximo puede precipitar la toma de determinadas decisiones, que no siempre resultan las más idóneas para quien las toma, ni para aquellos a quienes afectan, todo hay que decirlo. Es más, en ocasiones, enfrentarse a las consecuencias de las elecciones de cada uno puede resultar fatal, más incluso que la muerte. Tal vez sólo se viva una vez, pero no siempre tiene uno por qué desear sentir esa vida como eterna.

sábado, 8 de enero de 2011

Definitivamente la quiero :)

Te quiero mucho. :)Aunque me robes el ordenador y tenga que meterme en Internet desde el móvil. Por eso que hemos pasado juntas y lo que nos queda por pasar. Te lo repito, te quiero.

viernes, 7 de enero de 2011

Para ti es fácil decirlo.

Hablar es barato. Si no lo fuera, la gente tal vez dejaría de lanzar "te quieros" a diestro y siniestro como si fuese una frase rebajada en un cajón de la sección de oportunidades. Ser tacaño con los sentimientos, guardarse de expresarlos hasta el instante propicio, debería concederles más valor a ojos de aquel con quien finalmente te sinceras, por mucho que tarde en llegar ese momento. Si estás con la persona acertada, es una inversión que merece la pena. La pega es que, a veces, esperas tanto para escuchar esas palabras que acabas roto por dentro.

Sólo sienten desamor quienes antes han sido amados.

Cuando has amado, tu alama no lo olvida, por mucho que sí lo haga tu mente. El amor pasa a formar parte de tu ADN, tu esencia. Es sabiduría y pensamiento, arraigados en lo más íntimo del corazón y del alma. Y ello puede ser una bendición y una maldición. No hay forma posible de rellenar el vacío, ni tratamiento eficaz contra el dolor persistente del amor pedido, salvo su regreso.

Una mirada vale más que mil palabras.

Hay varias maneras de mirar a alguien. Se puede mirar a las personas de abajo arriba, con admiración, o de arriba abajo, con desprecio, pero una vez la vida te ha enseñado unas cuantas lecciones importantes, se puede aprender a mirar a las personas a los ojos, de tú a tú.

"No eres tú, soy yo."

Son las palabras más temidas que pueden pronunciarse en cualquier relación. Si las escuchas, o si descubres que eres tú quien desea decirlas, puedes estar seguro de que la cosa se ha acabado. Se está fraguando un aterrizaje suave, pero el resultado final es definitivo. Quienquiera que sea el que ofrece esta explicación artera es posible que no sepa lo que quiere exactamente, pero sabe bien lo que no quiere: a ti.

Sólo tememos a lo desconocido.

Y, sin embargo, el miedo es lo que nos hace sentir más vivos. Lo conocido alimenta el bienestar, lo desconocido alimenta la duda. ¿Será ésta tu última puesta de sol? ¿Volverás a comer helado otra vez? ¿Volverás a sentir lo que él te hace sentir en este momento? La incertidumbre nos mantiene en el borde, despiertos, en suspense, al filo de la posibilidad.

No me tientes.

Todos queremos lo que no podemos tener. Es más, la mayoría de las veces deseamos lo que queremos o bien porque está fuera de nuestro alcance o bien porque se trata de algo prohibido. Para justificar la compra, nos convencemos a nosotros mismo de que aquello que queremos con tanta vehemencia es también lo que necesitamos. El problema es que las compras compulsivas a menudo pueden conducir a un costoso caso de arrepentimiento del comprador.

Un poco de vanidad cunde mucho.

Hay gente convencida de que todo cuanto hace es genial y de que su aspecto es siempre fabuloso, por mucho que no sea así. Tienen esa capacidad de convertirse en animadoras de sí mismos, aun cuando el suyo sea el equipo perdedor. Los narcisistas truecan realidad por fantasía. Pero no es que sufran un trastorno de la personalidad, es que son un producto de su propia cosecha. El único mundo que importa es el que tú te has creado, aquel en el que eliges vivir.

Lo que no mata te vuelve paranoico.

Atrapado en tu propia mente, sin plan de huida, aturdido por la duda y con tus obsesiones como única guía, la realidad da paso a la ansiedad, cambiando de forma más deprisa que un contorsionista de circo. Empezaba a darme cuenta de que el peor lugar para perderme está en mi propia cabeza.

No confíes en quien te diga "confía en mí".

La confianza no se regala. En toda relación es lo que más cuesta ganarse y lo que antes se pierde. Es más, sólo hay una cosa peor que el "ya no te quiero", y es el "ya no confío en ti". Lo primero atañe al otro. No se puede hacer nada respecto a un cambio en el sentir del corazón. Lo segundo te atañe a ti, y a nadie más que a ti.

En la vida todos somos fisgones.

Nos metemos en los asuntos de los demás, transformando sus problemas en una forma de entretenimiento personal y básicamente escamoteándoles sus propias tragedias. Devoramos los detalles más horribles e íntimos con la ferocidad con la que los polluelos picotean su comida, sin que salvo en raras ocasiones unamos los desafortunados puntos que revelan la imagen completa en toda su inmensa y triste realidad.

Cada cosa a su tiempo.

Las personas entran o salen de nuestras vidas por toda clase de razones, la mayoría de ellas relacionadas con cómo racionamos nuestro tiempo. La diferencia entre hacer las cosas en el momento debido o no, entre hacer amigos o crearse problemas, es por lo general, una cuestión de disposición. Estés muerto, vivo o a medio camino entre ambas cosas, no hay nada más inútil que encontrarse en el lugar adecuado en el momento equivocado.

Contra toda esperanza.

Casi toda esperanza es falsa si se para uno a pensar en ello. Significa tener fe en las cosas que saldrán bien cuando todo apunta a lo contrario. Pero ¿qué sería de nosotros sin ella? Es la brújula de la mente y la boya del corazón, aquello a lo que nos aferramos y nos mantiene a flote mientras aguardamos socorro. Sin esperanza, la vida es un sálvese quien pueda, y yo espero encontrar la manera de conseguirlo.

Es propio del amor y la muerte distorsionar las cosas.

Cuando te enamoras, ves el mundo a través de unas gafas de color de rosa. Cuando mueres, es a ti a quien miran a través de ellas. En el amor y en la muerte, los defectos se pasan por alto o se perdonan. Te transformas, convertido en un personaje de la película biográfica en la que los demás han decidido plasmar tu vida.

No se puede tener todo.

De ahí los celos, que tampoco es que sean algo tan terrible. Los celos son una suerte de vara mediadora que evalúa la temperatura de las personas, de sus deseos, sus necesidades o sus relaciones personales. Un barómetro de satisfacción personal. La cuestión es si esos celos motivan o, por el contrario, paralizan. En algunas personas, obran ambas cosas.

Si no se te ocurre nada agradable que decir, miente.

Las palabras no sólo sirven para expresar las emociones, también ayudan a distanciarnos de éstas. Pueden ser una valiosa red de seguridad, que protege el corazón de una excesiva exposición, que parcela los verdaderos sentimientos en sílabas forjadas concienzudamente y no en efusiva sinceridad. También pueden ser malinterpretadas, inflingiendo heridas al formular en la mente del otro una falsa impresión. A veces, hay cosas que es mejor callarse.

Sólo puedes salir de tun ensimismamiento mirando en tu interior.

Hay personas que viven con un miedo constante a que su corazón deje de latir en cualquier momento, sintiendo cada latido como un número más en la cuenta atrás hacia el fin antes que como señal inequívoca de que están vivos. Otros apenas si son conscientes de que un corazón late en su interior, y viven el día a día ajenos a la complejidad de su funcionamiento interno. Es posible que la inquietud de los primeros no afecte en nada al resultado final, pero es evidente que sí afecta a su punto de vista. ¿Es mejor preocuparse en exceso que no hacerlo en absoluto?

La idea que se tiene a alguien a menudo puede resultar mucho más atractiva que la realidad de esa persona.

Por eso funcionan las relaciones a larga distancia. Tu romance idealizado permanece indemne al mal aliento, a los malos hábitos y a los progenitores embarazosos. Tu supuesta alma gemela no deja de ser nunca la persona que querías y que anhelabas. Sólo hay una gran pega, y es que tu alma gemela nunca está contigo. Los problemas empiezan cuando al otro lado de esa relación a distancia están tus propios sentimientos.

¿Cómo puede uno saber quiénes son sus amigos?

Un amigo de verdad siempre está ahí, sin otra prioridad que la amistad misma. Contamos con nuestros amigos para que nos animen en los momentos bajos, para que nos pongan los pies en la tierra en los momentos de euforia, y lo que es más importante, para que estén ahí siempre que necesitemos algo, lo que sea.

El que nada espera nunca sufre desengaños.

Salvo unos pocos poetas y monjes iluminados retirados en lo alto de un monte, los demás sí tenemos nuestras ilusiones. Es más, no es que las tengamos, es que las necesitamos. Alimentan nuestros sueños, nuestras esperanzas y nuestras vidas como una bebida energética con dosis extra de cafeína.

A todos nos gusta pensar que el mundo se acaba con nosotros.

Lo cierto es que nuestros conocidos, nuestros amigos y nuestros seres queridos nos sobreviven, y a través de ellos, también nosotros. No se trata de lo que tenías, sino de lo que diste. No de lo que parecías, sino de cómo viviste. Y no se trata únicamente de ser recordado. Se trata de dar a los demás una buena razón para que te recuerden.

Te amo, pero no estoy enamorada de ti.

Ésta es una falsa distinción. Una falacia pura y dura, si se para uno a pensarlo detenidamente. Amar es amar. Lo que en realidad conlleva "estar enamorado" es obsesión, adicción, encaprichamiento, no amor en sí. "Estar enamorado" es una declaración de las necesidades y deseos propios que no un intento de satisfacer los del otro. El amor verdadero, sin embargo, es un puente entre dos personas.

La vida nos transforma y nos transforma el amor.

Cuando nos transformamos, no dejamos de hacerlo nunca. Cambiamos. No completamente, pero nos adaptamos más o menos a nuestra nueva forma o a nuestros nuevos sentimientos. Lo más difícil en este proceso natural es dejarse llevar y permitir que ocurra. Hay un momento y un lugar para cada cosa. Un momento en la vida para ser alguien, luego una vez pasado, una oportunidad para transformarse en alguien más. Y, si tenemos suerte, hay también un momento para amar a una persona y, también, transformarse en persona amada.

Dulce persuasión.

A fin de que alguien influya en ti, sobre todo a la hora de que hagas o creas algo que en absoluto va contigo, esa persona ha de gozar de cierta credibilidad. Tiene que existir un grado de confianza entre las dos partes. Pero la confianza, una vez perdida, es difícil de recuperar.

La vida es aleatoria y el amor puede ser igual de aleatorio.

Si te paras a pensar en ello seriamente, al final todo se resume en un único, y profundo, pensamiento: ¿para qué preocuparse? La única razón para vivir es amar y la única razón para amar es vivir.

No se puede tener todo.

El amor es una emoción demasiado fuerte como para ocultarla durante mucho tiempo. Niégalo y sufre las consecuencias. Admítelo y sufre las consecuencias. Destaparlo puede ser bochornoso o bien puede ser liberador. Y que sea una u otra cosa, son otros quienes lo determinan.

La vida es una sucesión de elecciones.

Los magos y adivinos de feria nos hacen preguntas y nos plantean elecciones a fin de averiguar qué queremos escuchar. En otras palabras, nos manipulan. Yo deseaba que él hiciera su propia elección. Pero él ni siquiera sabía que hubiese una elección que hacer.

Arrepentimiento. La palabra más triste del diccionario.

Todo acto tiene sus consecuencias; sólo que no siempre resulta tan obvio en el momento. Nunca sabes a ciencia cierta cómo saldrá ni cómo te sentirás, no hasta después. De ahí el arrepentimiento. Lo mismo da que no puedas cambiar las cosas, pero al menos puedes sentirte mal por ello.

Todos queremos ser estrellas.

La idea de ser reverenciado y envidiado es bien seguro que se encuentra codificada en algún oscuro rincón de nuestro ADN. Como también lo está seguramente el deseo de reverenciar y envidiar a otros que imaginamos mejores, más aceptados y más populares que nosotros mismos. El único problema es que las cualidades esenciales que se requieren para ser una celebridad -egocentrismo, egolatría, desvergüenza- son las que menos atraen en un amigo.

Percepción frente a la realidad.

En el instituto, son prácticamente una misma cosa. Nos ponemos maquillaje, nos pagamos móviles de última generación y coches potentes, todo para acentuar la percepción y mantener a raya a la realidad. Y aún, las personas pueden ser mucho más de lo que son a simple vista, pero para descubrirlo debes estar dispuesto a escarbar bajo la superficie. La mayoría no lo está, es tanto, que supone trastornar el orden establecido; pero hay unos pocos, muy pocos, que sí están dispuestos.

El fin no siempre justifica los medios.

A todos nos utilizan en un momento u otro de nuestra vida. Es más, a menudo lo aceptamos con gusto. Es un trato que se hace para conseguir lo que se quiere o lo que se necesita: un trayecto en coche hasta el instituto, una entrada para ver el partido, una cita con un tío bueno, una invitaciçon a una fiesta. En definitiva, una transacción justa y consensuada... la mayoría de las veces. Pero sentirse utilizado es otra cosa. En ese caso, no eres más que instrumenteo de la ambición de otro. Espectador entre el público y el testigo mudo de su fantasía.

Renunciar puede ser, para cualquiera, en cualquier momento, lo más difícil.

Para algunos, además de algo deprimente constituye una aceptación de la derrota, del fracaso. Y yo era de ésas. Renunciar significaba que había llegado el momento de desistir de cuanto había deseado y soñado conseguir. Que mis esfuerzos habían sido inútiles. Que la vida era un juego de dados y yo había sacado un siete. No podía ser.

Pegar aquí.

Apegarse a algo o a alguien es sinónimo de aferrarse a la creencia de que algo o alguien concretos colmará nuestra existencia. El apego nos matiene vivos. Nos induce a luchar para conservar lo que ya tenemos o para conseguir lo que deseamos. Pero en ocasiones también puede dejarnos en punto muerto, dando vuelta y sin llevarnos a ninguna parte.

Enamorarte de alguien que nisiquiera sabe que existes no es el fin del mundo.

De hecho es todo lo contrario. Casi como entregar un examen que sabes que has cagado y, sin embargo, disponer de ese periodo de tiempo en el que todavía no te han dado la nota. La clase de alivio que te da no haber sido rechazado, aunque sabes muy bien lo que pasará al final.

El Destino es el mejor mecanismo de defensa.

Ofrece el consuelo de que existe un orden en el universo y ahorra mucho tiempo y esfuerzo explicando lo inexplicable, sobre todo a uno mismo. Estaba dejando de ser una excéptica para convertirme gradualmente en una creyente. Sin duda era mucho más fácil, y lo que era más importante todavía, me resultaba más ventajoso. Creía porque tenía que hacerlo.

¿Cómo saber?

¿Cómo saber si no es más que una fantasía o un sueño absurdo, un delirio producto de tu mente? No hay ensayos generales en la vida y aún menos en el amor.

Que pase lo que tenga que pasar.

Creer en ello puede ser bueno y no tan bueno. Puede servir de consuelo cuando nos cuesta asimilar o dar explicación a un suceso. Pero también puede desposeernos por completeo de toda voluntad, pues nos exime de resposabilidad. Si todo sale a pedir de boca, entonces el empeño para conseguirlo habrá sido inútil porque lo que fuera tenía que pasar de todas formas, con o sin nuestra intervención.

Nunca piensas que te pueda pasar a ti.

Piensas cómo será. Le das vueltas una y otra vez, alterando un poco el escenario en cada ocasión, pero en el fondo no crees que te vaya a pasar nunca, porque siempre es a otro a quien le sucede, no a ti.

jueves, 6 de enero de 2011

Much L♥ve!

Estando juntos mi mundo se llena de luz...

Lo mejor de mi vida eres .

Jar Of Hearts - Christina Perri ♥

You are gonna catch a cold, from the ice inside your soul...


Who do you think you are?