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jueves, 20 de enero de 2011

Mi casa es tu casa.

Antes que nada, perdona si huele un poco ha cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y mucho menos con la intención de quedarse.
Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra al aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo que hoy nos vamos a poner moraos.
Y hablando de ponerse, vete poniendo cómodo que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más. Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez. El espacio de mi habitación es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño para sentirse cómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras. Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansado de merodear por vidas ajenas. No pienses aún que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso.
El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón. No se si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú. Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve pasados unos minutos.
Discúlpame, es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican los recambios.
Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitan más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabaran gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y a su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mías la aguantan todo. Para acabar, te he dejado pollo hecho en la nevera, para que lo disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión. Aquí no vienes a rendir cuentas sino a rendirte tú. Aquí no vienes a compartir con nadie, sino a compartirme a mí.
El resto, no sé, supongo que esta todo por hacer. Encontraras que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar, y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura. Dime que tienes toda la vida, y yo voy pidiendo presupuestos. Dime que intentaremos toda una vida e iré encofrando mis nunca más.

3 comentarios:

  1. esta beello!! me like muzh!!!

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  2. aca en mexiicO son laz 8:45 am, y valgame qee alla son laz tres de la mñn!!! wOw

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  3. Bahahah ne alegro de que te gustara mi entrada :)

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